4º GRADO "A" y "B".
¡Muy buena semana!
Vamos a continuar leyendo Cuentos con Animales.
La semana pasada compartimos el cuento " El ciervo y los
tigres", y en ese relato describía al ciervo diciendo que era "más vivo que un
zorro"...
En esta oportunidad elegí un cuento popular muy divertido, de
origen venezolano, donde algunos de los personajes son zorros.
Tía Zorra y los peces ( Versión de Rafael Rivero Oramas)
Un día, muy de mañana, Tío Zorro andaba por el bosque y, al pasar junto a un río, vio una gran cantidad de peces nadando dentro de un pozo. Entusiasmado, se puso a pescar y eran tantos los peces, que en muy corto tiempo pescó tres hermosas guabinas.
Muy contento se fue a su casa y le dijo a su mujer:
—¡Tía Zorrita, mira qué suerte tuve hoy!
—¡Oh, qué guabinas tan enormes! –exclamó Tía Zorra, relamiéndose de gusto. —Sí, son tan grandes que bastará con una sola para cada uno de nosotros. Por eso he pensado en convidar a Tío Tigre a almorzar.
—Como tú digas, querido Tío Zorro. Freiré con mucho esmero las guabinas. ¡Quedarán muy ricas! Ve a invitar a Tío Tigre.
Tío Zorro se frotó las manos satisfecho y salió en busca de Tío Tigre.
Tía Zorra se puso a preparar los peces. Cuando estuvieron bien fritos, era tan apetitoso el olor que despedían que murmuró:
—Voy a probar la guabina que me toca, a ver si ha quedado bien de sal. Un pedacito nada más. Comenzó a pellizcar el pescado, y lo encontró tan sabroso que se olvidó de lo que había dicho. En pocos segundos el plato quedó limpio.
—Estaba delicioso. Es necesario que pruebe el de Tío Zorro; él es muy delicado, y si la guabina suya no está bien frita, seguro que se molestará. Se comió la colita tostada, luego una aletica, después la cabeza, y cuando vino a fijarse, toda la guabina de Tío Zorro había desaparecido.
—¡Dios mío, me la he comido íntegra! –exclamó–. Pero el daño está hecho; ya no importa que me coma también la última. Y se la comió igualmente.
Al fin, llegó Tío Zorro acompañado de Tío Tigre y le preguntó a su mujer:
—¿Has preparado ya las guabinas? —¡Claro que sí! Las tengo en el fuego para que no se enfríen –mintió ella. —Sírvelas pronto, que tenemos mucho apetito. ¿Verdad, Tío Tigre?
—Indudablemente, Tío Zorro. Yo, por lo menos... Y con el olorcito a pescado frito que hay aquí... —Voy a poner la mesa. Siéntese allí, Tío Tigre.
—Gracias, Tía Zorra. Tío Tigre se sentó y Tía Zorra llamó aparte a su marido.
—Anda al patio y afila bien los cuchillos, las guabinas eran muy viejas y han quedado sumamente duras.
Tío Zorro fue al patio, y al ratico se empezó a escuchar el ruido de los cuchillos contra la piedra de afilar. Tía Zorra se acercó a Tío Tigre y le dijo:
—¿Escucha usted? Mi marido está afilando un cuchillo. Se ha vuelto loco y tiene la manía de comerse las orejas suyas, Tío Tigre. ¡Huya, antes de que él regrese, por favor!
Tío Tigre se llenó de espanto y salió de la casa a todo correr.
Entonces Tía Zorra comenzó a gritar:
—Tío Zorro, Tío Zorro! ¡Ven pronto, Tío Tigre se llevó todas las guabinas!
Tío Zorro, con un cuchillo en cada mano, echó a correr detrás de Tío Tigre.
—¡Tío Tigre, Tío Tigrito! –le decía–. ¡Deme siquiera una solita!
Y Tío Tigre, creyendo que Tío Zorro se refería a sus orejas, apretó el paso, lleno de miedo, y no paró hasta que estuvo bien seguro en su casa.
Por cierto...Ahora que terminaron de leer este cuento...¿A qué se debe la descripción "Más vivo que un zorro"?
Para conocer un poco más:
Astucia animal...zorros.
¡Les mando un beso grande!
Verónica
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